Première Française de 9 Doigts

PREMIERE FRANCAISE DE 9 DOIGTS, film de F.J.OSSANG
(99′, NB, 2017) avec Paul HAMY, Damien BONNARD, Pascal GREGORRY, Lionel TUA,  ELVIRE, Alexis MANENTI, Lisa HARTMANN, Diogo DORIA, et Gaspard ULLIEL

à l’ETRANGE FESTIVAL à PARIS  – XIII° Edition (Forum des Images)
le 12 Septembre 15h 45, et le 16 Septembre à 19 heures

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9 Doigts, un delirante requiem punk

Source Cineuropa

Muriel Del Don

Dopo sette anni dal suo ultimo lavoro Dharma Guns [+] (selezione ufficiale a Venezia, Orizzonti) il multidisciplinare (poeta, scrittore, musicista e regista) artista francese F.J. Ossang sbarca al Locarno Festival con la sua ultima fatica 9 Doigts [+], un film oscuro e misterioso popolato da personaggi seducenti e ambigui che rimandano a una filiazione improbabile tra Genesis P-Orridge dei Throbbing Gristle e Marlene Dietrich.

9 Doigts è un film che può essere paragonato a una sinfonia wagneriana dove pessimismo ed eroismo vanno a nozze. L’oscurità (il bianco e nero è di rigore) domina tutti i piani, come un manto dolente che impedisce alla luce di prendere il sopravvento. Inutile cercare conforto tra le pieghe non certo accoglienti di un film che ad essere sinceri non cerca certo il consenso. F.J. Ossang non fa cinema, fa il suo cinema e questa è una presa di posizione radicale, decisamente punk, che merita rispetto.

Le atmosfere che dominano 9 Doigts sono quelle care al regista: la notte avvolge tutti i personaggi che sembrano inghiottiti dall’abisso. Magloire (interpretato da un convincente Paul Hamy) fugge da un controllo d’identità da parte della polizia. La sua corsa è disperata e la meta non meglio identificata. Magloire incontra improvvisamente un uomo morente, sulla spiaggia, al quale ruba una piccola fortuna. Una banda di malviventi (incredibile casting: Damien Bonnard, Gaspard Ulliel, Pascal Greggory e Lionel Tua) e due femmes fatales (la medusa Elvire, musa e compagna del regista e la giovane e promettente Lisa Hartmann scoperta nella serie TV P’tit Quinquin [+] di Bruno Dumont) comincia a dargli la caccia fino a quando, esausto si fa catturare. A partire da questo momento Magloire diventa loro ostaggio ma soprattutto loro complice. Dopo un colpo andato male la comitiva è obbligata a prendere il largo (in tutti i sensi) e comincia un viaggio negli inferi a bordo di una nave che contiene un misterioso materiale radioattivo.

La cinematografia di F.J.Ossang è segnata da una passione per i film di genere, i film noir (Melville in primis) ma anche, nel caso di 9 Doigts dal cinema muto e dall’espressionismo tedesco (evidenti i richiami a Vampyr di Dreyer). La miscela di queste influenze non è però mai sterile o convenuta, al contrario il regista riesce ad appropriarsele magistralmente. Il risultato è appassionante, misterioso e radicale.

9 Doigts è un film esigente sia dal punto di vista della fotografia che delle inquadrature: eleganti e fredde ma mai banali. I personaggi parlano poco e quando lo fanno è per decantare dei versi più che per comunicare realmente tra di loro. I loro visi sembrano maschere di cera e i loro corpi involucri vuoti. Malgrado un universo oscuro che avvolge atmosfere e personaggi permane comunque un barlume di speranza, sottile e incostante, questo è certo, ma comunque presente.

In 9 Doigts il tema del viaggio, della perdita ed infine della deriva domina ma quello che conta è comunque sempre l’estasi finale (anche se questo significa, per i personaggi, perdere tutto). La musica degli M.K.B. (Fraction provisoire), gruppo musicale di Ossang, regala al film un substrato inquietante, secco e meccanico. 9 Doigts mette in scena un’umanità corrotta che non cede a compromessi come a volerci dire che la libertà si nasconde spesso nelle tenebre.

9 Doigts è prodotto da 10:15! Productions, OSS/100 Films&Documents e O Som e a Fúria e venduto all’internazionale da Capricci Films.

 

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El Mundo parle de 9 Doigts

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El director estadounidense Ben Russell URS FLUEELEREFE

El Concoro Internazionale de Locarno remonta y se eleva con ‘9 Doigts’, de F.J. Ossang, y ‘Good Luck’, de Ben Russell, dos películas que nos obligan a convivir con los sueños y con los somnolientos. Al final, despertamos con el ritmo lisboeta de Pedro Cabeleira y su ‘Verão Danado’

Los enfermos que definimos la vida como esa cosa que pasa entre festival y festival de cine, sabemos que este tipo de celebraciones equivale a una carrera de fondo. De resistencia. Un maratón, si se prefiere, que ante todo exige un uso sabio y comedido de las energías. La gracia no está en terminar primero, sino en llegar a la línea de meta manteniendo la vertical. Lo normal es que estos certámenes lleguen a los diez días, y lo normal es que a partir del sexto, sea vea quién va a lograrlo y quién no. Es como el legendario « Sacacorhos » del circuito de Laguna Seca, vertiginosa chicane diseñada por el mismísimo Diablo, en la que se ve quién ha ido ahí a pasárselo bien, y quién a ser campeón. Con esto en mente, pasamos de la línea imaginaria del temido sexto día, el punto de no-retorno, y como no podía se de otra manera, Locarno empezó a cobrarse víctimas.

A las cuatro de la tarde, emanan del teatro Kursaal unos vientos huracanados que ningún rechiste onomatopeico es capaz de acallar. Ahí está aquella señora, y aquel señor, y aquellos jóvenes… Con los ojos cerrados, todos ellos. Acurrucados en sí mismos, con una expresión facial que nos habla de paz en el universo… haciendo gala de una respiración cuya profundidad nos lleva al más cavernoso de los abismos. Se está proyectando 9 Doigts, film a concurso dirigido por F.J. Ossang, y cuya acción transcurre, principalmente, entre las claustrofóbicas paredes de un carguero que surca los océanos. Las olas arremeten con fuerza titánica contra el casco de la embarcación, y dicho choque encuentra su eco, para mayor gloria de esta proyección, en los ronquidos propagados desde el patio butacas.

Al principio, los más nerviosos protestan airadamente, en un vano intento por romper tan mágica sintonía entre película y audiencia. Al rato, hasta ellos se dan cuenta de que sin esta peculiar banda sonora, no se podría entender, en toda su plenitud, la propuesta de Monsieur Ossang, artista multi-disciplinar sobre el que debería ponerse la sospecha de que todo este show, el de la platea, haya sido, en realidad, una maniobra concebida y orquestada con total alevosía. Más tarde, en rueda de prensa, alguien osa preguntarle sobre el significado del título, de esos « 9 dedos ». Él, impasible, dedica una señora peineta a todos los periodistas ahí presentes, y sin cambiar la expresión, nos pregunta « ¿Cuántos dedos me quedan por mostrar? » Yo, que no puedo ni quiero contenerme, aplaudo. El hombre no podía dejarlo más claro: Es un nihilista. No cree en nada.

Ni en los buenos modales, ni en la razón, ni en las leyes fundamentales de la sintaxis. Por no creer, no cree ni en los títulos de crédito, sacra institución reducida a poco más que cenizas cuando él le pone las manos encima. Con Ossang rondando por Locarno, nada está a salvo. Los personajes de su película, por supuesto, son los primeros amenazados. Un grupo de gángsters transporta una misteriosa y peligrosa carga por todos los mares conocidos y por conocer. Lo que empieza como un thriller con aires de Jean-Pierre Melville, no tarda ni dos escenas en degenerar (en el mejor de los sentidos) en una odisea abstracta. Un elemento fuera de tiempo; un anacronismo marca de la casa… y ya estamos dentro. La vida es sueño. El cine, también. No se puede hablar de narración fragmentada porque en ningún momento hubo un hilo narrativo que destruir.

Ossang poco aporta al discurso fílmico que tantos años lleva pregonando, pero sigue incidiendo en él con la conciencia de un artista que no conoce límites. Al darnos cuenta, resulta que el océano era una masa de agua tarkovskyana con voluntad propia. A su alrededor, se levanta una niebla sensitiva que atrapa. Lo suyo, definitivamente, no es agua, sino esa escurridiza materia con la que construimos los sueños. Benditos los que roncan. Pasada hora y media, nos vemos a nosotros mismos engullidos por un vóritce meta-físico en el que resuena una pregunta; una duda de lo más estimulante: ¿soñamos en términos cinematográficos o es el cine el que bebe de los sueños? Ossang, ayuda: « El séptimo arte es el resultado de un mundo onírico con base real ». Gracias, aunque la respuesta, sospecho, sólo la tiene aquella señora, y aquel señor, y aquellos jóvenes…

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9 doigts a Londres

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9 Fingers

9 Doigts

Full steam ahead to Nowhereland, in this surreal, beautifully shot black-and-white dream voyage from French cult maverick FJ Ossang.

Wednesday 04 October 2017 18:20
ICA Cinema, Screen 1
Thursday 05 October 2017 15:30
Vue Leicester Square Cinema, Screen 5
Sunday 08 October 2017 20:45
Hackney Picturehouse, Screen 1
Credits

Dir-Scr FJ Ossang
Prod Sébastien Haguenauer, Bruce Satarenko, Luis Urbano
With Paul Hamy, Damien Bonnard, Gaspard Ulliel
France-Portugal
2017
99min
Sales Capricci Films

Film noir, science fiction and dream cinema à la Jean Cocteau fuse in this latest unclassifiable trip from France’s maverick visionary FJ Ossang. For years, Ossang has been exploring his own poetic worlds at the edge of the cinematic imagination, in films such as Doctor Chance, featuring Joe Strummer. 9 Fingers shows him at his most elegant, channelling the inspirations of genre movies, the silent era and outsider rock ‘n’ roll. In this black-and-white fever dream, dazzlingly shot by Simon Roca, a man on the run (Paul Hamy) finds himself reluctantly in cahoots with a gang planning a heist. He then joins them on a sea voyage to parts unknown (at least, unknown to real-world geography). Between here and ‘Nowhereland’, something’s got to give. An alluring hallucination of a film, inhabiting its own alternative dimension, and with a terrific electro-punk score.

Jonathan Romney

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Luís López Carrasco y Tesa Arranz destapan la otra cara de La Movida Madrileña en “Aliens”

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En la sección oficial, el poeta y cineasta francés F.J. Ossang iluminó Locarno con su noir cósmico “9 Doigts”.

Carlota Moseguí (Festival de Locarno)

No sería un disparate pensar que Tesa Arranz, la musa de La Movida Madrileña, podría ser uno de los personajes que bailaban, bebían y se drogaban en aquella noche de 1982 que Luis López Carrasco recreó en El Futuro. Esos jóvenes que ansiaban olvidar el Franquismo y el 23F a golpe de decibelios, alcohol y alucinógenos podrían haber conocido a Tesa en una de esas fiestas caseras, o, quizá, tras un concierto de su banda Zombies en algún tugurio de la capital. En este sentido, la primera del sinfín de confesiones que Tesa Arranz nos relatará en Aliens enlaza con el planteamiento conceptual de El Futuro: “Era 1978. Salíamos de otro día más de represión franquista y sólo queríamos fiesta”, dice Tesa contextualizando la noche en que Miguel Ordoñez y Bernardo Bonezzi la invitaron a formar parte de Zombies.

Aliens recoge las vivencias íntimas de una diva que no sólo fue testigo del origen y florecimiento del espíritu de La Movida, sino que –como figura pública– transmitió ese deseo de libertad a toda una generación. Pero, al igual que El futuro, Aliens no se limita a poner en escena la voluntad festiva de esos ‘maravillosos’ años. La elección de Tesa como protagonista de esta breve joya documental, estrenada ayer en la competición Signs of Life del Festival de Locarno, se debe a otras razones que el director murciano no dudó en aclarar. El ex componente del colectivo Los Hijos explicó a la audiencia que la década de los ochenta en España siempre se ha vendido cual época placentera por la felicidad y liberación de los jóvenes. Y, a diferencia de tantas otras voces, la de Tesa se atreve a hablar con franqueza de la otra cara de ese tumultuoso capítulo en la Historia de nuestro país: la del caos, el malestar, la insatisfacción y, finalmente, la demencia.

Almodóvar, Alaska, Antonio Vega, Fabio McNamara, Ivan Zulueta, los hermanos Cano o Aldofo Arrieta son algunos de los nombres que serán llevados al paredón durante los hilarantes monólogos de Tesa. Asimismo, dichas anécdotas morbosas de la farándula madrileña, narradas con pelos y señales, se alternan con lecturas de poemas u otros textos de Arranz; todo ello filmado por López Carrasco con una cámara de vídeo VHS. Aliens muestra a Tesa Arranz como una fuerza de la naturaleza, cuya aura mágica es, y seguirá siendo, indestructible.

De vuelta a la sección oficial, durante la tercera jornada del Festival de Locarno asistimos al estreno del nuevo film del F.J. Ossang. El autor francés, que veinte años atrás compitió en el mismo certamen con Docteur Chance, regresó con otra de sus inclasificables obras híbridas. Desde que en 1982 el polifacético artista se inició en el séptimo arte con su cortometraje La dernière énigme, Ossang no ha dejado de jugar con las convenciones de los géneros cinematográficos. Película tras película, este cantante, escritor y cineasta de culto se ha dedicado a subvertir los clichés del cine negro, fusionándolos con los lugares comunes de las películas de aventuras, de la ciencia ficción e, incluso, de los musicales. Así, 9 Doigts arranca bajo la apariencia de un noir clásico en el que Paul Hamy es secuestrado por una banda criminal escondida en una estación de tren. Esta prodigiosa introducción, que en palabras de Ossang homenajea a su gran referente, Jean-Pierre Melville, pronto se transformará en una odisea a bordo de una embarcación gigante, que, a su vez, deviene un viaje por el Cosmos.

La gran conquista de 9 Doigts consiste en un indiscutible equilibrio entre el cine de aventuras y lo contemplativo. Ossang, obsesionado por filmar la palabra, ha dividido todo el film en tomas de acción (peleas, asesinatos y tiroteos) y en otras escenas estrictamente habladas donde dos personajes comentan lo que acabamos de ver. Para algunos espectadores, estas escenas fueron una carga que ralentizó la trama innecesariamente; sin embargo, su existencia es imprescindible para entender el esqueleto de 9 Doigts. Esta historia, como tantas otras ideadas por la mente de este poeta, nace de un duelo de opuestos: del blanco y el negro, de la feminidad y la masculinidad, del Bien y el Mal, y, por último, de la acción y la palabra.

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9 Doigts a Vladivostok

9 DOIGTS film de F.J. OSSANG à VLADIVOSTOK!
25° Festival PACIFIC MERIDIAN – projection le 13 Septembre 2017
+ conférence 10 Septembre

 

 

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Retrospective Ossang Espagne

RETROSPECTIVE F.J. OSSANG A CURTOCIRCUITO —-
FESTIVAL CURTOCIRCUITO A SANTIAGO DE COMPOSTELA
DU 3 AU 9 OCTOBRE 2017

plus d’infos ici  ou vous pourrez revoir plein de trailers, extraits, etc….

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9 Doigts dernières nouvelles et premières dates de diffusion

En même temps que l’Étrange Festival au au Forum des Images a Paris, 9 Doigts est programme en Russie extrême orientale a Vladivostok au PACIFIC MERIDIAN Film Festival.

Il sera aussi en compétition officielle au Rakkautta y Anarkkia Film Festival d’Helsinki en Finlande du 18 au 21 septembre 2017.

Enfin la sortie officielle dans les salles est prévue pour tout début janvier 2018

 

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Affiche 9 Doigts

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9 Doigts, Locarno et son classement sur Chronicart

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extrait ci-dessous, mais le reste de l’article vaut son pesant

 

9 doigts (F.J. Ossang)

A commencer, évidemment, par le nouveau Ossang, accueilli avec beaucoup d’enthousiasme et reparti avec un prix de la mise en scène largement mérité. Plaisir double, donc, de retrouver Ossang six longues années après son dernier long métrage Dharma Guns, et de voir célébrés ses efforts solitaires (le film a eu beaucoup de mal à se monter) pour maintenir le cap d’une oeuvre filant depuis plus de trente ans, discrète et obstinée, comme une comète au fond de la nuit du cinéma français. Retrouver Ossang, c’est retrouver moins des images qu’une géographie. Les coordonnées sont connues, elles n’ont pas varié d’un iota. La boussole pointe vers le même territoire depuis L’Affaire des Divisions Morituri : pays imaginaire et fuligineux, mêlant imitation enfantine de film noir, humeur spectrale revenue de Vampyr ou d’Epstein, et poésie no future métallique. Ici un dénommé Magloire, encombré d’un magot pris à un mort, embarque sur un cargo glissant dans une mer d’encre, aux mains d’un gang empoisonné au polonium. Sur l’équipage plane une conspiration insondable, et la promesse inquiète de rejoindre, au bout du voyage, la rive du « Nowhereland ». Dharma Guns, il y a six ans, avait pu faire redouter de voir finalement les rêveries d’Ossang figées en un cabinet de curiosité un peu trop prévisible. 9 doigts, qu’il annonce (faut-il y croire ?) comme son dernier film, retrouve comme jamais le goût de l’exploration. C’est probablement le plus beau du cinéma d’Ossang, cette manière de traiter comme une géographie concrète son territoire de songes. Scandé par de vraies fulgurances de montage, 9 doigts dérive au gré de fondus au noir qui font l’effet chaque fois de paupières rabattues sur un rêve d’enfant. Rêve sombre mais surtout très joueur, petit monde où jouer au cinéma et à la métaphysique, fantasme de Peter Pan punk – le Nowhereland est un autre Neverland.

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