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  Pierre Bourdieu

 
   

sociologue énervant

 
   

 

Décès de Pierre Bourdieu :(
 

 
   

 


Pierre Bourdieu

 Adiós a Bourdieu
 Uno de los grandes del pensamiento contemporáneo.




ROLANDO PÉREZ BETANCOURT.
Granma, Organo oficial del comite central del partido do comunista de Cuba (Habana-CUB), Culturales, 26/01/02.

 


ALLECIÓ EN París Pierre Bourdieu y con él se fue una de las mentes más lúcidas del pensamiento intelectual contemporáneo.

El llamado sociólogo de todos los combates y crítico incansable contra las diferentes manifestaciones del neoliberalismo, falleció de un cáncer a los 71 años de edad, dejando una vasta obra y una escuela sociológica moderna, considerada por sus discípulos como de verdadera "revolución simbólica", análoga a la de otras disciplinas como la filosofía, la psiquiatría, la música y la pintura.

"La liberación del hombre es posible mediante el conocimiento", decía Pierre Bourdieu y en esa sentencia —aunque él era contrario a cualquier reduccionismo— pudieran resumirse las dimensiones de sus preceptos.

Bourdieu proponía ya en los años cincuenta una manera nueva de asumir el mundo de la sociología, otorgándole una función indispensable a las llamadas estructuras simbólicas, integradas estas por la educación, la cultura, la literatura y el arte. Más tarde, los llamados "medios masivos" y la política centraron su preocupación mayor. En la última década del pasado siglo alcanzó gran popularidad con su postura crítica frente a los procesos de mundialización liberal, bandera que mantuvo en tremolina sin dejarse desconcertar tras el derribo de aquel Muro, que de la noche a la mañana pareció cerrarles las puertas de la reflexión a otros pensadores.

Su vida no estuvo solo marcada por las andanzas de un investigador excepcional con alto reconocimiento mundial, sino que, al mejor estilo de Zola y de Sartre, fue también un intelectual de activa participación en los problemas de su tiempo. Durante los grandes movimientos de protesta del otoño de 1995, Bourdieu se puso al lado de los ferroviarios de su país, criticando una reforma que pretendía consagrar "la racionalidad contable por encima de la racionalidad humana".

Tuvo muchos seguidores, pero también enemigos que trataron de vilipendiarlo llamándolo "marxista vulgar".

No era ni lo uno ni lo otro, aunque es innegable que en su obra se encuentran asociaciones de conceptos que hacen pensar en un perspicaz ejecutante de la dialéctica de Marx, asumida esta acorde con nuestros tiempos. "Es necesario ofrecer sólidas bases teóricas a aquellos que tratan de comprender y cambiar el mundo contemporáneo", afirmaba cuando ya se sabía un elegido de la muerte, y sin embargo continuaba dedicando sus últimas energías a combatir el neoliberalismo en todas sus formas.

En 1999, Bourdieu se reunió con representantes de las grandes productoras mundiales del cine y de la televisión y les preguntó si sabían realmente lo que hacían y las consecuencias culturales que estaban ocasionando con sus empeños comerciales. Sin pelos en la lengua les dijo que contrario al feliz concepto de universalizar la cultura, la llamada "mundialización" asumida por ellos no era más que una vulgar sumisión a las leyes del mercado ("Los productos kitsch de la mundialización comercial, lo mismo el jean que la Coca Cola, o los filmes banales, en los cuales los autores pueden ser lo mismo italianos que ingleses, nada tienen que ver con el concepto de cultura internacional").

En aquella reunión memorable, de la cual dimos cuenta en estas mismas páginas y que hoy recuerdan en el mundo los admiradores del sociólogo francés, este aclaró que era un error mayúsculo tratar de relacionar el problema, "como a menudo se hace" tal si fuera un enfrentamiento entre la mundialización, representada por el poder económico amparado en conceptos de progreso y modernidad, y un nacionalismo atado a formas arcaicas de la conservación de la soberanía.

"En realidad se trata —dijo mirando a la cara de sus interlocutores— de una lucha entre una potencia comercial, interesada en extender al universo los intereses particulares y comerciales de aquellos que la dominan, y una resistencia cultural, fundada en la defensa de unas obras que han dejado de ser patrimonio de diversas nacionalidades para convertirse en valores de la humanidad".

Se fue el profesor Bourdieu, víctima de esos arrebatos irremediables de la naturaleza. Hoy muchos de sus amigos y seguidores lo recuerdan como un intelectual dulce y amable, paradójicamente exquisito, no obstante ser un peleador.
   
 


Pierre Bourdieu

       
 

   
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