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Bourdieu, quizás el sociólogo contemporáneo de
mayor relevancia a nivel mundial, murió en plena vigencia de
sus capacidades intelectuales. La noticia nos ha sorprendido y causado
profundo pesar. Ningún
tema le era ajeno. Por el contrario, exigía al investigador
una gran capacidad para analizar y comprender en todo objeto social
los condicionamientos estructurales, la dominación social,
simbólica y corpórea y los propios límites del
campo académico.
Era riguroso a la hora de criticar la demagogia de los "intelectuales
facilistas". Esta manera de entender las ciencias sociales lo llevó
a enfrentamientos y silenciamientos por parte de los "dominadores
del campo social estudiado".
Su influencia en las Ciencias Sociales
de la Argentina se manifiesta de diversas formas. No sólo sus
textos forman parte de cualquier curso de introducción o especialización
en Ciencias Sociales, sino que varios de sus conceptos de análisis
han permitido profundizar en la comprensión de la realidad
argentina.
Varios estudios académicos sobre
la educación, la cultura, los procesos políticos y religiosos
en nuestro país se basan en sus conceptos de capital cultural
y simbólico, reproducción, distinción, violencia
simbólica, mercado de bienes culturales, ofertas y demandas
religiosas, tratando en todo análisis de comprender quiénes,
cómo y para qué se producen, reproducen y distribuyen
esos bienes.
En
un momento de crisis terminal y de rechazo a lo "político partidario"
como vive hoy la Argentina, cobra profundo sentido su análisis
de los actores: "Los agentes que están en competencia en el
campo de la manipulación simbólica tienen en común
el que ejercen una acción simbólica: son personas que
se esfuerzan por manipular las visiones del mundo (y de allí
transformar las prácticas) manipulando las estructuras de la
percepción del mundo", escribió.
Bourdieu fue muy crítico tanto
de aquellos que se refugian con su ciencia en la "torre de marfil"
como de los que subordinan su saber a instancias partidarias o estatales.
Bourdieu ha muerto en un momento de crisis
generalizada de nuestra sociedad . Quizá su legado académico
y ético nos ayude a comprender que las ciencias sociales son
fundamentales para comprender los mecanismos de dominación
y los comportamientos de la ciudadanía.
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