En la sección oficial, el poeta y cineasta francés F.J. Ossang iluminó Locarno con su noir cósmico “9 Doigts”.
Carlota Moseguí (Festival de Locarno)
No sería un disparate pensar que Tesa Arranz, la musa de La Movida Madrileña, podría ser uno de los personajes que bailaban, bebían y se drogaban en aquella noche de 1982 que Luis López Carrasco recreó en El Futuro. Esos jóvenes que ansiaban olvidar el Franquismo y el 23F a golpe de decibelios, alcohol y alucinógenos podrían haber conocido a Tesa en una de esas fiestas caseras, o, quizá, tras un concierto de su banda Zombies en algún tugurio de la capital. En este sentido, la primera del sinfín de confesiones que Tesa Arranz nos relatará en Aliens enlaza con el planteamiento conceptual de El Futuro: “Era 1978. Salíamos de otro día más de represión franquista y sólo queríamos fiesta”, dice Tesa contextualizando la noche en que Miguel Ordoñez y Bernardo Bonezzi la invitaron a formar parte de Zombies.
Aliens recoge las vivencias íntimas de una diva que no sólo fue testigo del origen y florecimiento del espíritu de La Movida, sino que –como figura pública– transmitió ese deseo de libertad a toda una generación. Pero, al igual que El futuro, Aliens no se limita a poner en escena la voluntad festiva de esos ‘maravillosos’ años. La elección de Tesa como protagonista de esta breve joya documental, estrenada ayer en la competición Signs of Life del Festival de Locarno, se debe a otras razones que el director murciano no dudó en aclarar. El ex componente del colectivo Los Hijos explicó a la audiencia que la década de los ochenta en España siempre se ha vendido cual época placentera por la felicidad y liberación de los jóvenes. Y, a diferencia de tantas otras voces, la de Tesa se atreve a hablar con franqueza de la otra cara de ese tumultuoso capítulo en la Historia de nuestro país: la del caos, el malestar, la insatisfacción y, finalmente, la demencia.
Almodóvar, Alaska, Antonio Vega, Fabio McNamara, Ivan Zulueta, los hermanos Cano o Aldofo Arrieta son algunos de los nombres que serán llevados al paredón durante los hilarantes monólogos de Tesa. Asimismo, dichas anécdotas morbosas de la farándula madrileña, narradas con pelos y señales, se alternan con lecturas de poemas u otros textos de Arranz; todo ello filmado por López Carrasco con una cámara de vídeo VHS. Aliens muestra a Tesa Arranz como una fuerza de la naturaleza, cuya aura mágica es, y seguirá siendo, indestructible.
De vuelta a la sección oficial, durante la tercera jornada del Festival de Locarno asistimos al estreno del nuevo film del F.J. Ossang. El autor francés, que veinte años atrás compitió en el mismo certamen con Docteur Chance, regresó con otra de sus inclasificables obras híbridas. Desde que en 1982 el polifacético artista se inició en el séptimo arte con su cortometraje La dernière énigme, Ossang no ha dejado de jugar con las convenciones de los géneros cinematográficos. Película tras película, este cantante, escritor y cineasta de culto se ha dedicado a subvertir los clichés del cine negro, fusionándolos con los lugares comunes de las películas de aventuras, de la ciencia ficción e, incluso, de los musicales. Así, 9 Doigts arranca bajo la apariencia de un noir clásico en el que Paul Hamy es secuestrado por una banda criminal escondida en una estación de tren. Esta prodigiosa introducción, que en palabras de Ossang homenajea a su gran referente, Jean-Pierre Melville, pronto se transformará en una odisea a bordo de una embarcación gigante, que, a su vez, deviene un viaje por el Cosmos.
La gran conquista de 9 Doigts consiste en un indiscutible equilibrio entre el cine de aventuras y lo contemplativo. Ossang, obsesionado por filmar la palabra, ha dividido todo el film en tomas de acción (peleas, asesinatos y tiroteos) y en otras escenas estrictamente habladas donde dos personajes comentan lo que acabamos de ver. Para algunos espectadores, estas escenas fueron una carga que ralentizó la trama innecesariamente; sin embargo, su existencia es imprescindible para entender el esqueleto de 9 Doigts. Esta historia, como tantas otras ideadas por la mente de este poeta, nace de un duelo de opuestos: del blanco y el negro, de la feminidad y la masculinidad, del Bien y el Mal, y, por último, de la acción y la palabra.